martes, 5 de mayo de 2009

Remedios para los que sienten temor: Aspen

ASPEN
Álamo temblón
Populus trémula

"Para quienes sufren de temores vagos y desconocidos para los cuales no hay explicación ni razón. No obstante el enfermo puede estar aterrorizado por algo terrible que va a suceder y que no sabe que será. Estos temores vagos e inexplicables pueden obsesionar de noche y de día. Las personas que las padecen a menudo temen contar su preocupación a los demás".
Palabras claves: Miedo de origen desconocido Aprehensión - Presagio
1 contrario de Mimulus, los miedos ae Aspen están ligados a lo desconocido, a lo inexplicable, a lo sobrenatural. "A menudo, nos dice Chancellor, los miedos de tipo Aspen están relacionados con pensamientos de muerte y religión. Miedos que ponen la carne de gallina o los pelos de punta". Insomnio provocado por vagas percepciones de presencias en un cuarto oscuro. Mal despertar por sueños poco claros, pero angustiantes. Este estado mental suele acompañarse de síntomas vegetativos tales como temblores o sudores que desaparecen al tomar el remedio.
"Vivo con sensación de presagio, que algo terrible me va a suceder y sin embargo nunca me sucede nada", me decía una paciente de 42 años. Al cabo de un mes de estar medicada con Aspen, tomando 4 gotas seis veces por día, en su segunda entrevista me relató otras dificultades emocionales sin hacer mención a su miedo. Interrogada sobre eso específicamente, me contestó: "Es cierto me había olvidado de esa sensación. No la tengo más. Ahora me doy cuenta que desapareció totalmente".
Esta respuesta es típica en los pacientes medicados con el sistema Bach. El medicamento actúa tan suavemente, que los estados emocionales se van modificando sin que el paciente atribuya el cambio al remedio, y olvidándose, como en este caso, de sus sufrimientos anteriores.
El aspecto positivo del estado mental correspondiente a Aspen se encontraría en aquellas personas, decía Bach, "sin miedo, porque saben que el poder universal del amor está atrás de todo. Una vez que nos damos cuenta de esto, estamos más allá de la inquietud o la preocupación o el miedo; más allá de todo, excepto de la alegría de vivir, de la alegría de morir y de la alegría de nuestra inmortalidad. Nos hace desear la experiencia y la aventura, sabiendo que nos está llevando a nuestro hogar celestial y que podemos transitar ese sendero impertérritos a través del peligro y la dificultad".
Chancellor cita un antiguo proverbio chino: "El miedo llama a la puerta, la fe la abre,
y no hay nadie".

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